Es una producción de Fosfenos Media en coproducción con Palermo Estudio de Uruguay. Es la primera cinta de su tipo que surge desde las regiones, específicamente de Cali, con talento cien por ciento local y rindiendo culto a la arquitectura de la ciudad y a los paisajes de la región y del país.
El rodaje de la película fue de ocho años, contó con un equipo de más de 160 personas, entre ellos 80 artistas en diseño, ilustración y animación que crearon 64.000 dibujos que quedaron plasmados en el largometraje. En su inicio el proyecto obligó a un entrenamiento intensivo para el manejo de un programa especializado en animación, que en ese entonces era poco conocido en el país, lo que requirió “importar” un especialista desde Canadá para realizar una capacitación exclusiva al equipo de trabajo.
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La banda sonora une los sonidos de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia, con el aporte del compositor musical Juan Andrés Otálora (American Dad, Tinkerbell) y los sonidos de la marimba de chonta y otros instrumentos folclóricos, para lo que se contó con la participación de Hugo Candela.
Las locaciones son ilustraciones basadas en lugares reales o nacidas de la imaginación. Así se mostraron aspectos relevantes de Cali y de otros lugares representativos de la geografía colombiana: «La Selva de la Memoria» evoca a la selva chocoana con su componente mágico siempre presente. El desierto tomó como uno de sus referentes el paisaje del Desierto de La Tatacoa, en el departamento del Huila, aunque su parte ‘industrial’ es parte de la imaginación.
Los sitios preferidos de la protagonista refieren a lugares mágicos y de especial belleza del país como el bosque de niebla inspirado en las montañas cercanas y en las palmas del Valle del Cocora, en el Quindío, y el río de colores está inspirado en Caño Cristales, en el Meta.
@gonzalezcrisd
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