El delantero antioqueño vive uno de los momentos más comentados de su joven carrera. A sus 21 años, ya ha pasado por Envigado, la MLS, la Premier League, Arabia y ahora Turquía, en una trayectoria meteórica que lo tiene en el centro de la controversia, por su reciente eliminación en fase previa de Champions y su presente en la Selección.

Pero, más allá de lo futbolístico, la gran incógnita es: ¿por qué Durán se comporta como lo hace dentro y fuera de la cancha?

Comenzaré aclarando que lo que se pretende acá es intentar hacer un análisis periodístico, no siendo psicólogo ni experto en comportamiento humano, así que vayamos tocando puntos que creo relevantes para entender que pasa con Durán.

Juventud y maduración incompleta

Durán debutó profesionalmente en 2019 con apenas 15 años en Envigado, anotó su primer gol como profesional meses después, convirtiéndose en el jugador más joven del club en marcar, y el segundo en la Liga colombiana. Esto le sirve para ser convocado al Sudamericano sub 17 ese mismo año, teniendo su primer participación con un seleccionado en un transcurso de meses desde sus primeros minutos como profesional.

En el 2022 fue transferido al Chicago Fire de la MLS, donde rindió lo suficiente para lograr una convocatoria con la Selección Absoluta en unos amistosos y para el Sudamericano sub20 en el 2023. Durante esta convocatoria, llamó la atención del Aston Villa, por lo que salió de la concentración y firmó con los «Villanos» para jugar la Premier League.

Jugando en una liga top del mundo, enfrentando a los mejores jugadores, incluso anotando frente al Bayern Munich en Champions League, su nombre ya sonaba como una promesa muy importante para el país, y eso, o te puede centrar y motivar para llegar y mantenerte en la cima o te saca el foco y te comes un cuento que aún no eres.

Y entonces llegó otro alimento al ego: el Al-Nassr de Cristiano Ronaldo, ofrece 77 millones de euros por su fichaje, convirtiéndose en el jugador colombiano más costoso de la historia. En este punto, ya se estaban evidenciando problemas de rendimiento y de conducta personal, tanto en clubes como en Selección.

Aunque su contrato es de 5 años y medio, el equipo árabe decidió enviarlo a modo de préstamo al Fenerbahce de Turquía, dirigido por José Mourinho.

Su salto a la élite fue tan rápido que nunca tuvo un proceso gradual para madurar en lo emocional. En jugadores tan jóvenes, la presión de representar a un país y justificar fichajes millonarios puede convertirse en un peso difícil de sostener.

Sumado a que las luces de la fama, los gritos de las multitudes coreando tu nombre, los elogios en la prensa mundial, pueden confundir a un joven que en 6 años ha pasado por 5 clubes, que más allá de ser un trota mundos, se puede evidenciar cierta inestabilidad.

Carácter forjado en el entorno

Durán creció en un contexto de lucha constante, y eso se ve reflejado en su estilo de juego: su espíritu combativo lo convirtió en un delantero físico, aguerrido y directo. Pero esa misma intensidad, cuando no se canaliza bien, puede traducirse en reacciones impulsivas o actitudes que generan polémica.

Eso lo vemos en la cancha: discutiendo o golpeando sin necesidad, a veces dando la sensación de querer ser visto como el más fuerte y guapo que como un delantero efectivo y talentoso, o en cada rueda de prensa en zona mixta retando a periodistas, sin hacer ningún tipo de auto análisis que pueda servir para seguir mejorando.

Estilo de juego, espejo de su personalidad

En el campo, Durán juega al límite: corre, choca, pelea cada balón. Esa energía desbordada es un reflejo de su temperamento. Los técnicos que lo han dirigido destacan su potencial, pero también coinciden en que pasa de la motivación a la frustración con demasiada facilidad.

Esto es clave, en un deporte tan pasional y que mueve millones de personas defendiendo casi a muerte un escudo, es muy fácil pasar de héroe a villano en cuestión de segundos, la fortaleza mental puede ser incluso más importante que saber jugar para permanecer en la élite.

La presión de los millones

Su etiqueta como el fichaje más caros en la historia de jugadores colombianos lo puso bajo los reflectores. Cada actuación es juzgada con lupa, y cada error se magnifica. Esa carga de expectativas puede ser un combustible para crecer, pero también un riesgo de desgaste prematuro.

Para este punto, también es importante regresar a su infancia, pasar de Zaragoza, un pueblo minero en el Bajo Cauca colombiano a Estados Unidos, Inglaterra, Arabia y Turquía, con millones de euros en cuentas bancarias, lujos y comodidades y todo esto con tan solo 21 años, es un factor que sin duda influyó para que la pelota pasara a un segundo plano.

Falta de guía y estabilidad

A diferencia de otros referentes que han tenido mentores sólidos en sus carreras, Durán parece carecer de una red de apoyo estable. Sumado a los constantes cambios de país, idioma y estilo de juego, esta falta de estabilidad se refleja en su comportamiento dentro y fuera de la cancha.

Es demasiado importante que el entorno de cualquier futbolista sea para aterrizar y sumar, no para aplaudir cada berrinche y error que se cometa. Lo que en lo personal me parece curioso, es que Jhon este año compartió vestuario con Cristiano, conocido por su mentalidad y disciplina y ahora está bajo el mando de Mourinho, conocido por su carácter, pero en ambos casos parece haber tenido problemas desde el inicio.

Si uno está aprendiendo con unos verdaderos genios, ¿cómo es posible no aprender y seguir en las mismas?

¿Qué futuro le espera?

Jhon Jader se encuentra en un punto decisivo:

Si logra canalizar su energía, madurar en lo personal y rodearse de un equipo que lo guíe, puede convertirse en referente de la Selección Colombia y del mundo. Pero si no logra controlar sus impulsos, corre el riesgo de engrosar la lista de talentos que quedaron en promesas.

Sin duda, Jhon Jader Durán es hoy la pregunta abierta del fútbol colombiano: un delantero con condiciones únicas que debe encontrar el equilibrio entre su carácter y su talento.

@gonzalezcrisd